Los Hornos Tejeros

Los Hornos Tejeros de Santiago del Campo

Los Hornos Tejeros que tantos recuerdos guardan desde los años de la posguerra hasta las décadas de los sesenta a los setenta que dejaron de funcionar. Ya solamente queda uno de los tres que había, era una obra de arte, por aquella época no se les daba importancia a las cosas, es ahora cuando se ve el trabajo y el valor que tienen, todo esto antiguo, con el sacrificio y el trabajo que costaba ganarse el pan para mantener a sus hijos todas aquellas familias que vivían de aquellos trabajos.

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La dureza de la jornada en Los Hornos Tejeros

Es duro, todo el día entre el barro para poder conseguir una hornada y poder cocer en estos hornos, era un trajín de ir y venir de gente, se llenaban los hornos hasta arriba de ladrillos o tejas.

Hoy ya quedaron en el recuerdo desapareciendo dos de ellos, los cuales ya no existen, pero todavía quedan restos en el lugar de ubicación, los que no lo han conocido ni siquiera saben el lugar que ocupaban, se formaban grandes humaredas durante tres o cuatro días cuando empezaban a cocer.

Tiempos difíciles

Eran tiempos difíciles, mucha gente se refugiaban en torno al hornero para pasar el rato, otros iban por agua a la fuente de tío Gacho o la huerta del Ayuntamiento, otros pasaban por el lugar y se paraban con los obreros que en ellos trabajaban, incluso las mujeres que iban a lavar al regato que pasaban al lado de los hornos o iban por agua a la fuente anteriormente dicha, que muchísimos cántaros salieron de ella.

Todavía se han encontrado tejas en algunos tejados del pueblo, inscripciones, y firmas de los tejeros que las hizo, los dueños de estos habitáculos tuvieron que dejar esta profesión y emigrar, algunos a Barcelona, otros a Bilbao y otros cerraron las puertas para siempre siendo destruidos algunos de ellos como digo al principio.

Una pieza de museo en plena Naturaleza

Ahí está el único que queda sumiso en el recuerdo como si fuese una pieza de museo, esperando que algún día lleve el mismo camino que sus hermanos, cuando todos funcionaban unos frente a otros, dos miraban al saliente y el que queda mirando al medio día, es de destacar que en aquellos tiempos cuando no había otra cosa se ganaban la vidas de esta manera, trabajando en alguno de ellos hijos mayores, hoy alguno de ellos sirve para corral de ganado, eran refugio de mucha gente que pasaban el rato observando cómo trabajaban y contando hazañas pasadas.

Escrito por: José   Mª   Barroso Cerro